Pero...hubo alguna vez once mil vírgenes?
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Poema a Pilar Bayona
Original de Jardiel Poncela
El fermoso romançe del godo Fredo
Hace 4 años
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Escribiendo en el café
Llego a un café soleado y tranquilo. Extiendo las
cuartillas. Me sirven el café. Tomo un sorbo. Está estupendo. Sabe a Sidol, pero
está estupendo. Enciendo un cigarro. ¡Ah! Fumar... ¡qué delicia! Debo de tener los
pulmones hechos cisco, pero ¡qué delicia! ¡Ea! Al trabajo. ¡Venga, a ver... la
estilográfica!... Y las cuartillas se van llenando, con el optimismo supremo de la
tinta azul sobre el papel blanco y satinado.
cuartillas. Me sirven el café. Tomo un sorbo. Está estupendo. Sabe a Sidol, pero
está estupendo. Enciendo un cigarro. ¡Ah! Fumar... ¡qué delicia! Debo de tener los
pulmones hechos cisco, pero ¡qué delicia! ¡Ea! Al trabajo. ¡Venga, a ver... la
estilográfica!... Y las cuartillas se van llenando, con el optimismo supremo de la
tinta azul sobre el papel blanco y satinado.
Los ladrones somos gente honrada
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