lunes, 5 de julio de 2010

Un largo purgatorio

Quienes se hayan acercado a la obra de Enrique Jardiel Poncela, conocen el infierno en el que trabajaba: la crítica era despiada con él.

Sin embargo, el éxito de sus obras de teatro, decían lo contrario.

Pero la crítica era voraz... es como en estos tiempos modernos donde la prensa rosa dice que el matrimonio X se va a divorciar, y al final se divorcian, claro está. 

O como el Peñafiel con la Princesa de Asturias ... Jardiel fue un mostruo del ingenio, del humor, de la fina ironía, de la inteligencia. Un adelantado a su tiempo, devorado por sus contemporáneos.

Nos toca a nosotros resucitar su obra.


Un lugar llamado purgatorio

Jardiel irrumpe en la escena española en aquel mítico año 27, que dará su nombre a toda una generación. Y lo hace con su co­media Una noche de primavera sin sueño. En el te­atro Lara de Madrid. Desde esa primera noche de éxito hasta su patético y trágico desenlace en 1952, envuelto en la bandera española, nues­tro dramaturgo conoció mucha miel y mucha hiel.



El autor de Eloísa está debajo de un almendro llega a la escena para "incorporar la fantasía y la inverosimilitud (...) y renovar la risa", como él mismo dijo en 1944. En realidad lo que pre­tendía era cambiar las viejas estructuras sobre las que se sustentaba el denostado teatro cómico es­pañol, cargado de tópicos y clichés, e imponer su concepción del teatro como un mundo irreal, opuesto al realismo de lo cotidiano.



El teatro español del primer tercio del siglo XX hasta la Guerra Civil podría dividirse en dos gran­des bloques: por un lado, la comedia burguesa y alta comedia, géneros absolutamente triunfantes en la cartelera de entonces, junto al teatro en ver­so de corte neorromántico y un género cómico de carácter costumbrista; por otro, un teatro con es­píritu innovador, en el que se embarcarán los escritores de las generaciones del 98 y del 27 que cultiven el género dramático, como Valle-In­clán y García Lorca. Y en esta línea innovadora re­ferida al teatro de humor es donde hay que si­tuar la figura y la obra de Jardiel Poncela.



Éste es el panorama que pretende cambiar Jardiel en su intento de "arrumbar y desterrar de los escenarios de España la vieja risa tonta de ayer, sustituyéndola por una risa de hoyen que la vejez fuera adolescencia y la tontería sagaci­dad". Tarea harto difícil, que en tiempos del au­tor se saldó intermitentemente con éxitos apa­bullantes junto a rotundos fracasos, por lo que al público se refiere, con una casi unánime opo­sición de la crítica, que en aquel entonces no supo o no quiso entender la valiosa aportación que realizaba Jardiel a la historia del teatro de hu­mor español. El desencuentro de Jardiel con la crítica llegó a adquirir los tintes de una verdadera tortura para el autor; de ella se defendió con ahínco, de palabra y de obra. A los críticos les de­ dicó en los prólogos de sus comedias envene­nados dardos, irónicas invectivas e insultos di­rectos que no podían sino agrandar la distancia que les separaba. Baste un ejemplo del prólo­go de Madre (el drama padre): "A veces, los crí­ticos me han juzgado injustamente tachando de mala mi producción, pero también yo, en el prin­cipio de mi carrera, les juzgué injustamente suponiéndoles inteligencia".



Escribe Miguel Martín en su libro El hom­bre que mató a Jardiel Poncela: "No se recuerda una lucha tan larga y encarnizada entre un autor y toda su crítica en la lite­ratura universal". Jardiel no midió sus fuerzas, y lo que posiblemente empezó como una pirueta de joven rebelde acabó en tragedia. Ni remo­tamente podía imaginarse las consecuencias que le traería. Y la crítica contaminó al público, has­ta convertir sus estrenos en una batalla cam­pal. Salvando toda la distancia entre la Inglate­rra victoriana y la España franquista, me recuerda Jardiel a Wilde, empujado a la cárcel y a la muerte por la misma sociedad puritana que le ensalzó. Jardiel en sus peores momentos llegó a afirmar que "España es el triunfo de la mediocridad". La España civil y la oficial le die­ron la espalda. Los teatros oficiales también. Y él, contradictorio, se abrazó a la bandera.



Largo fue el purgatorio que tuvo que pade­cer. Y sólo mucho tiempo después se ha alabado la creación de un teatro de humor diferente, tan disparatado como poético, que de algún modo significa un precedente para obras como Tres sombreros de copa, que Miguel Mihura es­cribió en 1932. El teatro de Jardiel, en contra de ciertas afirmaciones de algunos intelectuales, no es un teatro de evasión o escapismo. La hui­da que propone es interna. Se encamina a la li­bertad plena del hombre que está harto de la re­alidad ramplona y vulgar que le rodea. Humor inteligente para tiempos de crisis. También co­metió fallos -quién no los comete-; textos que, como dijo Marqueríe (curiosamente el único crí­tico que lo defendió), `incurrían en excesos: rei­teraciones abusivas (...), desconcertantes cam­bios de género, explicaciones y justificaciones demasiado minuciosas (...) confusión y descon­cierto". Pero todos estos errores, aplicables a tres o cuatro obras, no pueden empañar una pro­ducción tan brillante y llena de aciertos.



Juan Carlos PÉREZ DE LA FUENTE

3 comentarios:

  1. Varias cosas, cosas varias:
    1- Se echaba de menos una nueva entrada en este blog
    2- Ahora en Madrid, y al aire libre, se representa "Un marido de ida y vuelta":
    http://www.masteatro.com/un-marido-de-ida-y-vuelta-de-jardiel-poncela-en-los-jardines-del-galileo
    3- El talento supone muchas veces un cielo en el parnaso, y un purgatorio personal
    4- Próximamente hablaré de la diferencia entre la evasión y la invasión, en Literatura, ¡y es que este artículo habla de ello en el caso de Jardiel! Me parece un buen ejemplo.
    5- Hasta la visa.

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  2. Caballero, se agradece la nostalgia ante la ausencia...de los críticos ya no hablo, hace ya mucho tiempo que dejé que se mi obra quien hable por sí sola...y todos aquellos que se acerquen a mi obra...

    A todos, gracias...y a Usted Caballero, a sus pies...

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  3. Un escritor excepcional, me alegra mucho encontrar este blog, es un merecido homenaje a quien brindo tanto a la literatura y al teatro. sería posible encontrar más poemas de Jardiel Poncela? Un saludo cordial

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