lunes, 18 de enero de 2010

Usted no ozonopina nada?


ACOMODADOR: Les olerá a ustés el local un poco raro, ¿verdá?

CLOTILDE: ¿Si nos huele raro? Pues mire usted: sí. Al entrar se nota un olor algo chocante; pero luego, cuando se ve al público, ya no le choca a una nada.

ACOMODADOR: ¡claro! Como que en estos sitios y en sábado ... voy a buscar el irigador del ozonopino y voy a ozonopinar una miaja.

CLOTILDE. Muy bien.

ACOMODADOR. Porque esto necesita un buen ozonopineo.

CLOTILDE. Soy de su misma ozonopinión.

ACOMODADOR. Hasta ahora.

CLOTILDE. Vaya usted con Dios. Creo que este acomodador y yo acabaremos por hacer una amistad duradera. Es simpático. Y si se quitase los bigotes para hablar, ganaría mucho. Bueno nenita; pues aquí estamos.

Eloisa está debajo de un almendro
E. Jardiel Poncela

sábado, 16 de enero de 2010

¿Y qué es lo que le gusta a usted?



Félix.- ¿Y qué es lo que le gusta a usted?
Coral.- ¡Tantas cosas! ... ¡ Y tan opuestas! ... Me gustan las cajas de música y me gusta el silencio; me gusta leer y me gusta cerrar el libro e imaginarme yo el final; me gustan las flores, pero con otros colores de los que tienen ...; me gusta encender fuego en la chimenea de mi cuarto y mirar las llamas...; me gusta pensar en que voy a recibir una carta no sé de quién, enviada no sé dónde y diciendo no sé el qué ... Días enteros he esperado esa carta. A veces vuelvo a casa rápidamente, espoleada por la impaciencia de cogerla, de abrirla, de leerla ... subo febril en el ascensor, llamo al timbre con el corazón palpitante y pregunto: ¿No ha habido una carta?. Cuando la doncella me dice que no, aun entro mirando si la carta no estaría encima de un mueble esperándome .. y al convencerme de que tampoco aquel día ha llegado la carta, esa carta anhelada, es como si me arrancasen un pedazo de vida...También me gusta ver las puestas de sol en el campo y los escaparates en la ciudad. Y también me gusta tocar terciopelo...y darme polvos con una borla de plumas...Y, por la tarde, conducir el coche por una carretera bordeada de árboles frondosos...Y cuando llueve o hay nieble me gusta callejear envuelta en un impermeable y sintiendo la humedad en la cara y en el pelo...Y aun hay otra cosa que me gusta sobre todas...Al anochecer, muchos días me refugio aquí, me echo en uno de estos sillones, cierro los ojos y vivo todo lo que quisiera vivir.

Las cinco advertencias de satanás.

viernes, 8 de enero de 2010

Retrato al pastel (de hojaldre)


Retrato al pastel (de hojaldre)




Nací armando el jaleo propio de esas escenas;

me bautizó la Iglesia con arreglo a sus ritos,

y Aragón y Castilla circulan por mis venas

convertidos en rojo caldo de eritrocitos.

¿Cuál de las dos regiones pesa en mi corazón?

Es difícil hallar la clave del misterio...

Tal vez pesa Castilla cuando me pongo serio,

y cuando estoy alegre, tal vez pesa Aragón.

A semejanza de otras diversas criaturas,

me eduqué en el temor del Dios de las Alturas;

pero perdí el temor —o la fe— que es lo mismo,

cuando, en años después, practiqué el alpinismo.

Escribo, porque nunca he encontrado un remedio

mejor que el escribir para ahuyentar el tedio,

y en las agudas crisis que jalonan mi vida

siempre empleé la pluma como un insecticida.

Fuera de las cuartillas, no sé de otro nirvana.

No me importa la gloria, esa vil cortesana

que besa igual a todos: Lindbergh, Charlot, Beethoven...

Y no he ahorrado nunca, pensando en el mañana,

porque estoy persuadido de que he de morir joven.